Intuición, perspectiva, certeza y capital. Cuatro propiedades en
donde
Ernesto Gutiérrez Conte construye los
pilares de sus iniciativas. La génesis está relacionada
exclusivamente en su gusto deportivo en general, pero es el polo
en particular desde donde establece un nuevo mundo de empresas
conectadas a los caballos y los tacos. Su sociedad con Adolfo
Cambiaso ha dado vida a un laboratorio que procura clonar cuantas
Cuarteteras sea posible, un emprendimiento inmobiliario que se
convirtió en un imán para patrones y polistas y una marca de
indumentaria que diseña un estilo propio. Tres proyectos
amplificados internacionalmente y confeccionados bajo un mismo
patrón: La excelencia más allá del área en el cual se
desarrollen.
¿Y siguiendo la línea de emprendimientos en sociedad con
Cambiaso, ¿ cómo continúa el crecimiento de La Dolfina Polo
Ranch?
Fue una apuesta de comprar un campo al lado de La Dolfina,
alambrado de por medio. Compramos originalmente 400 hectáreas y
después le sumamos 100 hectáreas más. Teníamos la estrategia de
hacer un barrio con amigos para que sucediese con más frecuencia
lo que ya venía sucediendo: jugar al polo y estar más cerca. Esto
implicó que muchos patrones tuviesen un lugar fijo. Después se
incorporaron muchos jugadores y , a partir de ahí, ya se sumaron
seguidores. Hoy hay más de 200 goles dentro de La Dolfina Polo
Ranch y posee un desarrollo de polo que no tiene nada que
envidiarle a Pilar Chico. Además tiene posibilidades de seguir
creciendo.
- Tanto crece este concepto que están haciendo lo mismo en
Siena.
Sí, es un gran proyecto en la Toscana. El año que viene ahí se va
a estar jugando el Abierto de Italia. También estamos viendo
hacer algo en los Hamptons y en Santa Bárbara, en Estados
Unidos.
- Y el combo se completa con la indumentaria
marca La Dolfina.
Exactamente. Es una marca que está creciendo y con mucho para
desarrollar. El primer proceso fue instalarlo en la Argentina con
diseño, identidad y calidad para ahora desarrollarlo en el
exterior. El año que viene estamos con tres aperturas en Europa
(Londres, Berlín e Italia) dos en Estados Unidos (Nueva York y
Miami). Queremos transmitir una identidad. El polo no es el
límite de lo que expresa la marca. No es una identidad
aspiracional. Es algo relacionado con la naturaleza, con la
esencia deportiva que tenemos con Adolfo. Los dos jugamos al polo
y hacemos surf. El es mejor en el polo y yo, en el surf. Es
volcar esas pasiones en algo con lo que te sentís cómodo, no con
los que proyectas vender. Cada producto que tenemos y que vamos a
tener tiene que tener ese espíritu, con el que obvio ícono de
Adolfo y lo que transmite en la gente.
Los formularios para solicitar visas reclaman que uno manifieste
si lo hace por negocio o por placer.
Ernesto Gutiérrez Conte marca las dos
opciones. Empresario de logros incuestionables y curriculum
envidiable, posee un ítem que quizá sea el más anhelado de todos:
conoce a la perfección la formula para transformar su placer en
negocios rentables y revolucionarios.